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EL HINDUISMO (400 a. C - actualmente)

El hinduismo, se ha mantenido como la religión más importante de la India, y que se hace presente en numerosas obras literarias, filosóficas y religiosas que fueron compuestas entre la indicada fecha y nuestros días. Cabe mencionar el Mahabharata y de forma especial la Bhagavad-Gita, exponentes de primer orden del hinduismo.

El hinduismo reconoce los dioses del Vedismo y del Brahmanismo, pero esos dioses han sido reducidos de categoría, a funciones subalternas, y la primera plana del panteón hinduista está ocupada por dioses o diosas desconocidos en la época védica o de segundo rango.

La mitología india clásica eleva a la denominada trimurti “las tres formas” constituida por tres grandes deidades; Brahma (el creador), Vishnu (el conservador), y Shiva (el destructor); y sus consortes; Saravastî, Lakshimî y Pârvatî respectivamente.

Brahmá; es el dios creador del universo, es aquel que se supone como el primer ser creado por el Brahman, e incluso como la primera personificación del absoluto Brahman, mediante la cual el Brahman crea todo.

Brahmá es el esposo de Sáraswati (la diosa del conocimiento) y de Savitrī (la hija del dios de Sol, Vivasuán o Savitrá), también llamada Gaiatrí (‘la cantada’; uno de los mantras más importantes del hinduismo). Sin embargo, siendo el Creador, todos sus hijos son mana-putra o hijos de la mente, indicando su nacimiento de la mente de Brahmá y no de su cuerpo.

Es considerado el padre de Dharma (el dios de la religión), aunque nunca se volvió objeto de adoración: en India sólo hay dos templos dedicados a él.

Brahmá es representado tradicionalmente con cuatro cabezas de barbas blancas (símbolo de la sabiduría), cuatro brazos y piel roja (o amarilla, más modernamente). Cada boca recita uno de los cuatro Vedas. Las manos sostienen un recipiente de agua usado para crear la vida, un yapa-mala (collar de cuentas) usado para llevar el registro del tiempo del universo, el texto de los Vedás escritos en papel (un anacronismo, ya que los libros son más modernos), y un padma (flor de loto). Va montado sobre un cisne, Jansa, con el que vuela por el universo.

paso a una categoría superior hasta absorber a Indra y a las divinidades y héroes famosos; más tarde se impuso al propio Brahmá. Se le representa en forma humana, como un hermoso joven sonriente de piel azul intenso, cuatro brazos y tiara en la cabeza; cabalga sobre el águila celeste Garuda y reposa sobre la serpiente de mil cabezas, símbolo de lo infinito. Cuando en el universo se producen males o se viola la ley divina, Vishnu lleva a cabo “descensos” periódicos (en sánscrito, avatara, de la que deriva la palabra “avatar”) a la Tierra, que según la tradición alcanzan el número de diez; los primeros se produjeron bajo apariencia animal (pez, tortuga y jabalí) y el resto con aspecto humano; sin duda, los avatares que gozan de más popularidad en la India son Krishna y Râma.

Shiva es el dios de la tempestad, señor de la lluvia y de la tormenta, que distribuye desgracias y fortuna; recibió el calificativo de Shiva, el benéfico, por una parte, de su naturaleza; se transformó en el destructor por sus características maléficas y mantuvo el nombre, algo paradójico, de Shiva, con olvido total del primitivo. Indiferente a los placeres es adorado en todas partes como principio de generación bajo la apariencia del ligam o falo, lo que indica la proximidad del poder generador a la muerte. Absorbió un gran número de mitos autóctonos, de deidades locales, de rituales mágicos primitivos; se transformó en la divinidad suprema de las escuelas shivaítas.

Varuna la majestuosa figura épica védica, en este nuevo e intrincado panorama se alteró hasta convertirse en un severo y cruel juez de la humanidad y posteriormente en una especie de rey de las aguas.

Indrá, con merma de categoría, continúo siendo una divinidad guerrera y, a pesar de ser inferior a la trimurti, fue el señor de los dioses y del cielo.

Vâyu, deidad del viento, no se prestaba al antropomorfismo por ser invisible y no consiguió apenas notoriedad; por el contrario, su hijo Hanuman, jefe del ejército de monos aliado de Râma (séptimo avatar del dios Vishnu y protagonista del Râmâyana) gozo de gran popularidad.

Agni mantuvo su antiguo prestigio y se dijo de él que había sido creado por Brahma; se le otorgó el viento por cochero y el humo por bandera. Como personificación del fuego, vivía entre los hombres y su sabiduría no tenia límites.

En la actualidad, Ganesha es una de las deidades que goza de mayor popularidad. Se le representa rechoncho, de abdomen prominente, de piel amarilla y cabeza de elefante; su cabalgadura es un ratón.

El panteón indio está lleno de seres sobrenaturales, maléficos y benévolos y poderosos; asuras, nagas, gandharvas, apsaras y toda una serie de entidades demoníacas, de almas en pena, de genios, de seres humanos divinizados. A los animales, a las plantas, a los parajes naturales, a los ríos, a los objetos, a las abstracciones y poderes personificados se les concede a menudo un carácter sagrado. Desde la perspectiva hindú no hay una gran diferencia entre el hombre y el animal; uno y otro son envoltorios físicos de un alma en migración constante.

Escuelas filosóficas

La filosofía en la India es al menos tan antigua como el Rig-veda, cuya edad aún no se ha definido con claridad. En cuanto a su extensión, no domina solamente a la India, sino también a una gran parte de Asia y diversas tierras del océano Indico.

La terminología tradicional divide las distintas escuelas filosóficas de la India en dos grandes grupos y considera seis escuelas en cada uno de los grupos.

  • El primer grupo está compuesto por los sistemas llamados astika, esto es, “positivo”, el “ser”, “afirmativos”; la palabra proviene de la raíz as, que es la misma radical del verbo Se las puede llamar en cierta manera filosofías del ser. Son los sistemas ortodoxos y propiamente hindúes.
  • Los sistemas heterodoxos son llamados nastika, esto es, no astika (naasti = no es). Cuando se habla de filosofía hindú se entiende, por tanto, solamente la astika, puesto que la otra es india, pero no hindú.

Los sistemas astika u ortodoxos son ante todo denominados así por qué;

  • Reconocen y afirman la autoridad de los Vedas como libros sagrados fuente de la revelación.
  • Afirman la existencia de un âtman, de una sustancia, de un alma y, por tanto, de una supervivencia después de la existencia temporal: son, pues sistemas “creyentes”, aunque la creencia en una vida transtemporal sea interpretada de las formas más
  • Reconocen la existencia de un ser, de un Dios y por encima del universo.

De las diversas darhanas, sistemas, tradiciones filosóficas o puntos de vista hindus que se desarrollaron tras la época de las principales Upanishad, seis fueron especialmente influyentes.

  • Nyaya-Vaishesika
  • Samkhya-Yoga
  • Mimansa-Vedanta

A pesar de sus diferencias, estas seis escuelas, comparten los siguientes postulados: la transmigración, la ley de causa y efecto, la creencia en la autoridad de las escrituras védicas, el ideal de la liberación, los instrumentos del conocimiento válidos, la disciplina ética y la realidad y la inmortalidad del âtman.

Nyâya - Vaisheshika

Aunque los sistemas Nyâya y Vaisheshika se consideran parejos, sus puntos de partida presentan algunas diferencias.

  • Nyâya se especializa en el conocimiento y la lógica.
  • Vaisheshika en psicología y física.

El Vaisheshika utiliza los métodos analíticos del Nyâya y éste acepta los postulados de una constitución atomista del universo.

La doctrina Nyâya aparece expuesta por primera vez por Gotama (II-III a C.) en los denominados Nyâya-sutras. El comentarista más destacado es Vatsyâyana (IV-V). Hacia el 1.200 fue renovada por Gangesa.

Nyāya sostiene que el sufrimiento humano surge de la ignorancia y la liberación (moksa) surge a través del conocimiento correcto, por lo tanto, investigaban las fuentes del mismo.

Tradicionalmente acepta cuatro pruebas (pramāṇas) como medios confiables para obtener dicho conocimiento:

  • Pratyakṣa (percepción)
  • Anumāṇa (inferencia)
  • Upamāṇa (comparación y analogía)
  • Śabda (palabra, testimonio de expertos pasados o presentes confiables).

Sin embargo, el conocimiento obtenido por cada uno de ellos puede ser válido o no. En un sentido, nyāya es posiblemente la escuela india que más se aproxima a la teoría del conocimiento occidental, aunque los escritores nyāya llevaron a cabo su trabajo con una finalidad específicamente religiosa.

El Vaisheshika, cuyo primer gran filósofo fue Kanâda (siglo III a. C), autor de los de los Vaisheskitas- sûtras, es un ensayo de explicación científica, referido a las “categorías” y a la teoría de los átomos.

Esta filosofía sostenía que el universo era reducible a átomos (paramāṇu), que son indestructibles, indivisibles, y tienen un tipo especial de dimensión, llamado «pequeño» (aṇu). Todo lo que existe es un compuesto de estos átomos, excepto el tiempo, el espacio, el éter (akasha), el espíritu y el alma.

Los átomos constitutivos de materias primas son los átomos de fuego, tierra, aire y agua. El vaiśeṣika cree que Dios creó el mundo, no desde la nada, sino por la organización de las sustancias existentes.

Vaiśeṣika organizó todos los objetos de la experiencia en lo que llamaron «padārthas» (literalmente: «el significado de una palabra») que incluía seis categorías; dravya (sustancia), guṇa (calidad), karma (actividad), sāmānya (generalidad), viśeṣa (particularidad) y samavāya (inherencia). Más tarde pensadores vaiśeṣikas (como Śrīdhara, Udayana y Śivāditya) agregaron una categoría más, abhava (inexistencia). Las primeras tres categorías se definen como «artha» (lo que se puede percibir) y tienen una existencia real y objetiva. Las últimas tres categorías se definen como «budhyapekṣam» (producto de la discriminación intelectual) y son categorías lógicas.

Samkhya - Yoga

Estamos ante un sistema realista, dualista y pluralista.

  • Realismo porque reconoce la realidad del mundo
  • Dualismo porque sostiene que hay dos realidades fundamentales distintas, a saber, el espíritu y la materia.
  • Pluralismo porque cree en una pluralidad de espíritus.

El Samkhya clásico es ateo. En el sistema Yoga, que está estrechamente vinculado al Samkhya, es donde se introduce la creencia en Dios.

La fundación del Samkhya se atribuye a Kapila y el texto autorizado más antiguo es el Sâmkhya- kârika, atribuido a Isvarakrishna (siglo IV). A partir de una cierta época el sistema Samkhya fue combinado con el sistema Yoga, siendo muy común presentarlos bajo la denominación de Sâmkhya-Yoga.

La base doctrinal del Samkhya es la distinción entre dos elementos básicos en el universo llamados prakriti y purusha. Suele traducirse el primero por “materia” y el segundo por “espíritu” o por “alma”.

  • La materia “prakriti” es activa (lo que constantemente cambia y evoluciona), no consciente y una.
  • El espíritu “purusha” es consciente, inactivo, inmutable y

Los espíritus son diversos. La evolución de la naturaleza se explica por la variante distribución de sus tres cualidades (gunas) intrínsecas: la calidad de la luz y el bien (sattva); la cualidad de la oscuridad y la inercia (tamas), la cualidad de la pasión y la energía (rajas).

La liberación se obtiene con el conocimiento de la distinción entre prakriti y purusha, con lo que el alma se desliga de la naturaleza, se transforma en una mera espectadora y ya no vuelve a renacer. Las disciplinas que deben seguirse para obtener la liberación se enseñan en el Yoga.

Por su parte, el Yoga representa en muchos aspectos el lado práctico del sistema Samkhya. Sobre la base de los puntos capitales de la escuela Samkhya, el Yoga elabora con gran detalle los medios fisiológicos y psíquicos de que el practicante debe valerse con el fin de alcanzarla.

Mimamsa - Vedanta

El sistema Mimamsa, llamado también Purva-Mimansa para diferenciarlo del Uttara-Mimamsa o Vedanta (fin del Veda), fue fundado por Jaimini (II-III aC), autor del Mimamsa-sutra. Fue más tarde enriquecido con un comentario de Shabarasvamin (III-VI) y con otro comentario de Kumarilabhatta (VIII).

El Mimamsa-sutra es una obra teológica dedicada a la correcta interpretación de los Vedas, significa “reflexión crítica”, “búsqueda”, “investigación”. Su objetivo prioritario es la justificación crítica del ritual védico, por lo que a veces es calificado de sistema ritualista. Ahora bien, el sistema Mimamsa no se limita al comentario védico, sino que elabora distintas doctrinas filosóficas, una teoría del conocimiento y una teoría del lenguaje y de la relación entre éstas y la realidad.

En un determinado momento del sistema Mimamsa acabo fundiéndose con el Vedanta.

El Vedanta o Uttara-Mimamsa se entiende en dos sentidos.

  • En primer lugar, como designación del final del Veda y, por consiguiente, como una de las formas de referirse a las Upanishad.
  • En segundo término, como el último de los darshanas, quizá el más conocido y difundido fuera y dentro del subcontinente. En el momento presente ha dado lugar a un importante movimiento filosófico- religioso que recibe el nombre de Neo-Vedanta.

Los postulados básicos del sistema Vedanta aparecen expuestos por primera vez en los Brahma-sutras, o en los Vedanta-sutras, atribuidos a Badaraya (s. III y V). Se trata de una colección de 555 aforismos, muy breves y muy difíciles de entender, sin una explicación adicional. Cada uno de los grades comentarios a los Brahma-sutras ha dado lugar, en rigor, a una escuela del Vedanta.

El primer gran filósofo del Vedanta no-dualista es Gaudapada (s. VIII). Para este, el mundo exterior es irreal, Los objetos externos son meras experiencias subjetivas del individuo. Y las experiencias que tenemos en los sueños son muy distintas de las que tenemos en el estado de conciencia. Todo lo que creemos percibir es sueño, ficción, ilusión. Sólo existe el todo o absoluto, el Brahman. Solo el Brahman es real; el mundo es ficción, engaño, ilusión. El cambio no es posible y la causalidad no se da. Las enseñanzas de Gaupada pasaron a su discípulo Govinda, que a su vez fue maestro de Shankara (788-820), considerado en la actualidad como uno de los más grandes pensadores indios de todos los tiempos. Shankara se sitúa en la línea del Vedanta advaita, como Gaudapada, cuyas doctrinas modera y matiza. No se trata de que el mundo sea una ilusión; es algo más, es la apariencia de Brahman, lo único existente, la suprema realidad.

Shankara explica la aparición del universo con la siguiente metáfora. Al observar una cuerda un individuo puede confundirla con una serpiente; aunque no hay serpiente alguna, esta observación no es sólo una ilusión, puesto que existe la cuerda. Esta imagen dura hasta que el individuo contempla detenidamente la cuerda.

En efecto, el universo de las apariencias que se muestran ante nuestros sentidos es como la supuesta serpiente. Ésta existe, pero se trata de la apariencia de otra cosa, del Brahman, si se contempla con detenimiento. El universo entero es maya, una apariencia originada por la magia o el poder del Brahman, la suprema realidad.

“La doctrina del Vedanta, tal como la sistematizó y expreso Shankara, hace hincapié en (…) maya. Maya denota el carácter insustancial y fenoménico del mundo que observamos y manejamos, así como la mente misma y aún de los estratos y facultades conscientes y subconscientes de la personalidad. Este concepto ocupa un puesto clave en el pensamiento y en la enseñanza Vedanta, y el discípulo, si no lo entiende correctamente, puede llegar a la conclusión de que el mundo externo y su yo carecen de toda realidad y son meras inexistencias “como los cuernos de la liebre” (…). El rey de nuestro cuento, discípulo del filósofo Shankara, era hombre de mentalidad sobria y realista, que no podía dejar de tener en cuenta su propio esplendor real y su augusta personalidad. Cuando su maestro le indicó que considerase todas las cosas, inclusive el ejercicio de su poder y el usufructo de su regia voluntad, como meros reflejos indiferentes (puramente fenoménicos) de la esencia trascendental que era el Yo no sólo de él mismo sino de todas las cosas, el rey puso alguna resistencia. Y cuando se le dijo que ese único Yo le parecía múltiple debido a una ilusión producida por su innata ignorancia, el rey resolvió poner a prueba a su gurú y comprobar si este era capaz de comportarse como una persona absolutamente desapegada. Por lo tanto, al día siguiente, viniendo el filósofo por una de las avenidas que conducían a palacio para dar su segunda conferencia al rey, le soltaron un enorme y peligroso elefante enfurecido por una quemadura, Shankara se dio vuelta y huyó apenas percibió el peligro y, cuando el animal estaba casi sobre él, desapareció. Luego lo encontraron en la copa de una alta palmera, a la que había subido con una destreza más propia de marinero que de intelectuales. El elefante fue cazado y devuelto a los establos, y el gran Shankara, traspirando por todos los poros, se presentó ante su discípulo. Con toda cortesía, y el rey presento excusas al maestro de críptica sabiduría por el infortunado y casi desastroso accidente. Luego, con una sonrisa apenas disimulada y pretendiendo seriedad, preguntó al venerable maestro por qué había recurrido a una fuga física, puesto que debía haberse dado cuenta de que el elefante tenía un carácter puramente ilusorio y fenoménico. El sabio replicó: “en efecto, la pura verdad es que el elefante es irreal. Con todo, tú y yo somos tan irreales como ese elefante. Sólo tu ignorancia, ocultando la verdad con este espectáculo de fenomenismo irreal te hizo ver mi yo fenoménico trepando a un árbol irreal”. (H Zimmer, filosofías de la india).

El Alma individual, atman o jiva, es una manifestación del Brahman; “¿Quién es el jiva? Sólo eres tú mismo. Y tú me preguntas “quien soy yo”, en verdad eres sin duda alguna el Brahman mismo”. Consecuencia de la ignorancia (avidya), el alma está prisionera en la mágica cárcel de la ilusión (maya), sintiendo que posee un yo propio. La liberación final tiene lugar cuando se produce la ruptura de las cadenas de la ilusión (maya), elevándose por encima de la ilusión yóguica y reconociendo la propia identidad con Brahman. Si un individuo llega a este estado se convierte en un jivan-mukta (liberado en vida) cuando muere, su liberación es total, pues al dejar el cuerpo, el alma se libera completamente.